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Las Crónicas de Kendo: Los destinos de Twinion
 
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Kendo
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Registrado: Jan 11, 2010
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MensajePublicado: Dom May 07, 2023 12:30 pm Asunto: Las Crónicas de Kendo: Los destinos de Twinion Responder citando

PRÓLOGO

La gente observaba atónita la figura que, de la nada y con un destello, había aparecido en medio de la plaza. Una mujer, vestida en túnica y sosteniendo un cayado, observaba a su alrededor con expresión triste. Ella esperaba arribar a la población centenaria de la que su padre le habló tanto, pero la decadencia era patente en cada rincón. No podía perder un minuto.

Extendiendo un brazo hacia el volcán, señalando las ruinas del palacio de Cleowyn, pronunció extrañas palabras. Rocas del volcán y restos del palacio se movieron en un torbellino sobre Yserbius, recolocándose y alzando un nuevo palacio, más grande que cualquier otro visto allí, en cuestión de pocos minutos.

Elsa Aeowyn se giró hacia la multitud y se agachó para tomar un hierro del suelo, probablemente restos de una de las muchas trifulcas que sucedían. Con un gesto suyo, el hierro se retorció y estiró y tomó nueva forma de corona, que colocó sobre su cabeza.

- No temáis, habitantes de Twinion. La Casa de Galabrya ha regresado para quedarse. Esta vez habrá orden.




La reina leía meditabunda mi diario mientras esperábamos impacientes. Hacía un mes que habíamos salido del volcán y conducidos a palacio, pero era la primera vez que finalmente estábamos en su presencia. No nos podíamos quejar, habíamos sido tratados a cuerpo de rey por la primera monarca decente en mucho tiempo. Era una erudita en las artes mágicas, y en poco tiempo había mejorado en mucho las condiciones de vida del pueblo. Nosotros todavía no habíamos asumido que, probablemente debido al enfrentamiento con el Elemental del Tiempo, en algún momento habían pasado diez años en la isla sin nosotros.

- Esto no me aporta nada nuevo, es demasiado largo - dijo cerrando el diario y dándoselo a un sirviente, que ignoró mis gestos para recuperarlo - he tenido suficiente tiempo para explorar por mí misma algunos de los túneles, conocer la montaña, expandir mi palacio en su interior. En realidad os he hecho venir para proponeros algo.


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Kendo
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Registrado: Jan 11, 2010
Mensajes: 1703

MensajePublicado: Dom May 28, 2023 1:38 am Asunto Responder citando

LAS PRUEBAS

Lord Gnog, hechicero real, observaba el extraño poblado subterráneo de seres de piel oscura mientras recobraban el aliento tras la última escaramuza. Ogros, mantícoras y gigantes habían diezmado a la patrulla personal de la reina. Aeowyn al fin salió sonriente de una de las construcciones y se dirigió al mago.

- No son hostiles. Elfos oscuros, una raza antigua, siempre han vivido aquí abajo. ¿Qué tal avanzan los túneles del nuevo acueducto?

- Muchas bajas, mi señora. Si queréis seguir ahondando en la montaña vais a necesitar un ejército que no tenéis, y no un simple puñado de caballeros. Esa tribu de gigantes, ese tal Aquarius...Aqueus... como se llame... podríamos echarles de allí, pero no podremos seguir este ritmo eternamente.

- Retirad a los hombres del acueducto, tengo una idea mejor. Anunciad una recompensa, tan alta como sea posible, para aquellos que se presten a explorar la montaña hasta el fondo. Anunciad que habrá una selección en la que se pondrá a prueba a los aspirantes a la misión. En combate real.

- Pero... mi señora... ¿una recompensa? eso atraerá a toda la chusma, la peor calaña de Twinion, el gremio, los orcos...

- Exacto. Vendrán todos, se matarán entre ellos, se encargarán de los gigantes, y de entre ellos obtendremos un nutrido grupo de nobles aventureros que se sumerja en las profundidades de buena gana. Todo son ventajas. Vamos, volvamos a la superficie. Tenemos mucho que preparar.




El ruido de la cascada al final del acueducto era ensordecedor. Allí nos recuperábamos del combate mientras nos preparábamos para la siguiente parte del test de la reina, una vez más en el interior de la montaña, hacia donde ésta había expandido su palacio.

De nuevo estaba conmigo Fer el Bravido, que limpiaba su espada en el agua. Junto a él se encontraban Metr el clérigo y su jóven aprendiz Oskarkill.

- ¿Alguien me recuerda por qué hacemos esto? -preguntó Sir Aramir.

- Yo por el dinero. Que lleve una vida honrada no significa que renuncie a las riquezas - contestaba Guardián, mientras los dos ladrones del grupo, el mediano Sombras y el troll Thepelos, asentían efusivamente.

- Los orcos disfrutamos matando bichos - contestó un enorme bárbaro que respondía al nombre de Ork. Era un nombre muy común en su raza, pero no podíamos evitar que nos recordara a nuestro viejo amigo. El comentario desató la risotada de Lechuck, otro orco.

Me giré hacia el resto del grupo. Una bárbara con el irónico nombre de Preciosa y Dagaz, aprendiz de mago, escuchaban por enésima vez a Lucius relatar cómo le habían convertido en piedra y al romperse el hechizo había logrado escapar de la montaña. Txemaister el bardo intentaba en vano ponerle música al asunto con su lira.

La corriente nos trajo el cadáver de Lord Aqueus, el gigante al que habíamos derribado un rato antes, y todos nos quedamos en silencio mientras la mole era arrastrada, cayendo por el borde de la catarata.


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MensajePublicado: Sab Jun 03, 2023 12:07 pm Asunto Responder citando

LA ARENA

La figura se deslizó como una sombra por los lúgubres pasillos del castillo de Arnakkian, invisible a guardias y criaturas, hasta lo más profundo de las cámaras del mago. Allí, encerrado en un círculo mágico, sujeto con místicas cadenas, estaba el Elemental del Tiempo. La figura se detuvo frente a él.

- Nos has fallado, En-Li-Kil.

El elemental alzó la mirada, tembloroso en su inmensidad, sumiso y avergonzado.

- MAESTRO... DEJADME REGRESAR...

- No vas a regresar, hijo mío. -dijo Malos suavemente- Juvalar proponía tu destrucción inmediata. Pluthros, la tortura eterna. Les he convencido de que el exilio será suficiente. Pero no temas, te voy a hacer un último obsequio: la venganza. Termina con el mago. Nada ni nadie debe adentrarse en las profundidades. Se nuestro emisario, destructor de Twinion.

Con un simple gesto, las cadenas se esfumaron junto al brillo del círculo mágico, y también desapareció la figura del propio Malos. En-Li-Kil bramó, y la isla entera tembló.




La jornada había empezado fuerte. Superadas las pruebas del acueducto, un largo tunel nos había llevado hasta una zona abierta que resultó ser una enorme arena de lucha. Una reja cayó detrás de nosotros al tiempo que otras varias se abrían liberando a criaturas de todo tipo capturadas en la montaña. Los aventureros, ladrones y demás que peleaban entre ellos en el recinto pronto se vieron obligados a unir fuerzas, y nosotros nos posicionamos en círculo para afrontar lo que viniera.

De algún modo, horas después, habíamos salido de allí con vida y entrabamos en los salones de la reina. Allí nos esperaba Lord Gnog, responsable de muchas de las trampas que casi nos costaban la vida y hechicero de la reina.

- Parece que un grupo ha llegado hasta el final. Espero que hayáis disfrutado el recorrido...¡os habéis ganado la oportunidad de la venganza! - el hechicero lanzó sin previo aviso un ataque explosivo que Metr consiguió detener, permitiéndome el contraataque. Lord Gnog cayó herido, levantando un brazo para protegerse de un inminente fatality ataque final.

-Es suficiente. -la reina Aeowyn se encontraba en la sala. A un gesto suyo, los guardias se llevaron al viejo sirviente. La seguimos al salón del trono, donde nos esperaban mesas de vino y manjares.

- ¿Qué hay de la recompensa? –inquirió Thepelos bajo la atenta mirada de los guardias. Aeowyn se acercó ofreciéndole una copa de vino y sonriendo. Con la copa señaló unas abultadas bolsas en una esquina.

- La recompensa prometida es vuestra. He de confesaros algo. Cuando organicé las pruebas, con la inestimable ayuda de mi hechicero, Lord Gnog, lo hice como un modo de entretener y cribar a los buscavidas de Twinion, al tiempo que me libraba de esa molestia de Lord Aqueus y los suyos. Pero cuando me informaron de que un grupo de héroes había surgido de la montaña, sabía que tenía que poneros a prueba. Hay mucho más bajo el Yserbius de lo que habéis visto. He excavado hasta descubrir un pueblo oculto de elfos, y sé por ellos que hay peligros aún más abajo de los que debemos protegernos. Por eso necesito confiaros una misión real. ¿Habéis oido hablar de los Dralkarianos?


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MensajePublicado: Vie Jul 07, 2023 8:21 pm Asunto Responder citando

EL DESCENSO

- Os dije que el elemental no merecía una segunda oportunidad. Ahora han roto el tiempo.

- Podemos arreglarlo, Astelligius. El problema es... qué hacermos con ellos. Han llegado más lejos que nadie.

Los Cinco observaban la escena. En-Li-Kil yacía en una mueca de dolor. Sobre él, la figura congelada de Fer el Bravido hincando su espada, y a su alrededor el resto de héroes hiriendo a la criatura. El tiempo se había detenido en el preciso momento en que el corazón de la bestia se detuvo.

- Podemos matarlos aquí y ahora y resolverlo - Corpeus dió un paso al frente, pero Juvalar alzó una mano, imperativo.

- No. Cada hombre muerto sólo ha atraido a más, más numerosos y más poderosos cada vez. Démosles aquello que anhelan, la eterna juventud, y nunca tendrán razones para volver a bajar.

- NADIE sería tan estúpido. Pero entonces... más vendrán buscando la fuente.

- Eso ya ocurre, el mundo conoce la existencia de la fuente. Que vengan y la encuentren. Mientras piensen que éste es el botín, no seguirán hacia las profundidades. Nuestra labor no es impedir la inmortalidad de unos pocos.




- A ver si lo he entendido. La reina requiere que bajemos ahí y busquemos cuatro trozos de un mapa.

- Eso es, Thepelos.

- Y eso nos lleva a un tesoro.

- No, boludo, no hay tesoro.

- ¿Entonces, amigo Faramir, por qué buscamos el mapa?

- Porque la reina nos hará ricos.

- ¿Y por qué no le robamos el tesoro directamente a la reina?

Los ladrones divagaban mientras el grupo descendía hacia las profundidades. Era inevitable recordar la subida de días tras la primera aventura, pero en esta ocasión la compañía llevaba al menos dos semanas descendiendo sin cesar en el pasadizo abierto por la reina Aeowyn. No eran sus promesas de riqueza lo que me había convencido para aceptar la misión, sino una natural ansia de conocimiento, y aunque me preguntaba por la motivación de mis compañeros, suponía que algunos simplemente ya no sabíamos vivir en el mundo exterior. En cuanto a las de la reina, ella hablaba de un profundo mal en las profundidades que debíamos detener.

Finalmente el pasadizo se ensanchó en la mayor cueva que habíamos visto jamás. Hasta los ladrones enmudecieron al fin ante la antigua ciudad que se alzaba ante nuestros ojos. Abandonada hacía siglos, seguía iluminada mágicamente, cegándonos después de tanta oscuridad, pero la luz nos permitía ver puentes, columnas, altas torres y, por encima de estas, cinco imponentes estatuas. Habíamos llegado a nuestro destino.


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MensajePublicado: Mar Ago 08, 2023 12:00 pm Asunto Responder citando

EXPEDICIONES

La euforia con que fuimos recibidos en el campamento fue tan breve como el tiempo que tardaron en descubrir que no eramos el relevo. Los caballeros de la Reina eran unos 50, andrajosos, heridos y cansados. Aún así, tal y como estaba previsto, nos acogieron allí, en medio de aquella ciudad ruinosa. De día y de noche montaban guardia, ya que pese a que la mayoría de los grupos de elfos en los alrededores estaban a sus asuntos, había grupos hostiles y criaturas salvajes en la penumbra.

Durante días montamos expediciones a diferentes sectores de la inabarcable ciudad: la armería, los establos, el cementerio... manteníamos alta la moral con juegos, competiciones de ajedrez, acertijos y las historias de Txemaister el Bardo.

Finalmente, al calor de la lava, encontramos a dos rufianes peleando por un trozo de piel. "¡La altura me da ventaja!" gritó uno de ellos, tras lo que el otro le embistió, cayendo ambos al vacío y dejándonos el botín. Era el primer trozo de mapa, la primera pista que nos llevaría a nuestro destino. Darío, que llevaba dos semanas perdido, apareció esa misma tarde con diez kilos menos y un segundo pedazo, encontrado en un laberinto.



Aeowyn observaba, desde las ruinas del palacio de su padre, los últimos días de la construcción del coliseo. Pensaba en los héroes que de allí surgirían para defender el reino y en los peligros que acechaban en las profundidades. Se había comprometido a devolver la grandeza a Twinion y a sus habitantes, a prosperar donde su familia había fracasado por culpa de un mago corrupto y un carácter débil. Se giró para iniciar la bajada cuando se encontró cara a cara con Lord Gnog, medio ahogado por el ascenso.

- Mi señora... los héroes... del Yserbius... No lo vais a creer. ¡Han regresado! Han pasado diez años desde...

- Llevadlos a palacio. Que sean bien atendidos, son justo lo que necesitamos. Pero antes, los pondremos a prueba.

Tras una última mirada pensativa al coliseo, la reina se dispuso a descender, cuando un brillo llamó su atención y se detuvo.

Apartando unas rocas, oculto en la ruinosa pared, encontró un estropeado tomo con remaches metálicos. "Dralkarianos" era el título. Y justo debajo, la firma: Arnakkian Slowfoot.


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MensajePublicado: Lun Ago 14, 2023 3:52 pm Asunto Responder citando

EMBOSCADA

- "Malos. Maestro de En-li-kil y Guardián de los Elementales" - Metr traducía la inscripción en la base de la gigantesca estatua - Éste ya me cae mal.

- Me lo pido - masculló Ork balanceando su hacha.

Desde la pasarela veíamos no solo las cinco estatuas sino toda la ciudad. Llevábamos días recorriendo sus pasadizos infructuosamente sin encontrar los trozos de mapa restantes. Habíamos descubierto, eso si, una zona habitada por rufianes de todo tipo, supervivientes del cataclismo: Tipekans.

Mientras avanzábamos escuchamos gritos. Abajo, en el campamento base, los caballeros corrían. Pronto entendimos el motivo: varios grupos de elfos nocturnos atacaron en masa, rodeando a los guardias. Nos miramos dubitativos pero, cuando quisimos tomar una decisión, Fer, no en vano llamado El Bravido, ya corría en su auxilio.

Bajamos aceleradamente al encuentro de una horda de elfos a la que acompañaban diferentes bestias felinas y reptilianas, mientras los cuerpos se amononaban en el suelo. El último caballero en pie era inexperto pero enorme, y resistía el ataque con su pesada armadura. Finalmente los elfos se batieron en retirada, pero no quedaba nada del campamento.

Una hora después habíamos recogido todos los víveres encontrados y prendíamos fuego a los cuerpos. No había más bajas que la lira de Txemaister el Bardo, aunque Aramir había recibido un mordisco y Lucius había recibido varias heridas y valorábamos enviarlo a la superficie.

- Bueno, pibe. Supongo que podés quedarte aquí a hacer guardia - se dirigía Dagaz al caballero superviviente, que se apoyaba agotado en su espada - o podés venir.

La bárbara se acercó amistosamente y extendió su mano hacia el joven.

- Soy Preciosa.

- Asoka - replicó el caballero, haciendo una reverencia general - será un honor.



Arnakkian Slowfoot examinaba los pergaminos en su estudio al borde de la histeria. En su mano sostenía un mapa incompleto y farfullaba - Esto lo cambia todo... ¡Un Portal! ¡Poder infinito! Pero cómo llegar... necesito más tiempo... necesito un tiempo que ya no tengo... -entonces su rostro se iluminó y sacó de la estantería un libro de invocaciones - ...necesito un Elemental de Tiempo.



Aeowyn leía el tomo con avidez adentrándose en los misterios de las profundidades. Con un respingo, levantó la vista. Se dirigió a la ventana, mirando hacia la entrada por la que había enviado a los héroes pocas horas antes.

- Esto lo cambia todo.


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MensajePublicado: Dom Nov 12, 2023 6:20 pm Asunto Responder citando

PELEAS DE HERMANOS

Cuando cesó el temblor, toda la isla había cambiado. La fortaleza de Arnakkian había desaparecido bajo la tierra junto con parte del volcán, el Palacio Real se había derrumbado en lo alto, ríos de lava surgían de dferentes puntos y atravesaban los suburbios, abrasando lo poco que quedaba de la antigua grandeza de Twinion.

Entre el polvo, los escombros y las llamadas de auxilio, una figura se deslizaba en busca de oportunidades. Se detuvo junto a un cuerpo aplastado por una columna y le quitó una bota.

- No deberías robar a los muertos, Snickers. Los dioses ya están bastante furiosos con esta isla.

El ladrón, sobresaltado, se giró hacia la voz.

- Maldita sea, Smirk, si no fueses mi hermano te rajaría por darme semejante susto. Vámonos, quiero enseñaros algo que he encontrado.

Los dos se movieron con sigilo hasta el abandonado Palacio Real, ahora en ruinas, donde les esperaban otros dos hombres agazapados.

- Ya era hora, Smug y yo estabamos por irnos. Debemos volver cuanto antes a los túneles, las cosas se van a poner muy feas.

- Espera, Sneer. He encontrado algo de sumo interés - Snickers sacó de entre sus ropas un libro de tapa dura con remaches metálicos. Lo abrió y lo mostró a sus hermanos.

- Fijaos, estas cuatro páginas forman un mapa. Un mapa de Arnakkian que sin duda lleva a su tesoro oculto.

- ¡Viene alguien! Guardias. Al menos cien.

- Dámelo, lo esconderé - dijo Smug asiendo el tomo mientras Sneer le agarraba el antebrazo.

- No es momento de discutir, hay que largarse. Yo lo guardaré y lo buscaremos juntos- Snickers hizo ademán de volver a guardar el libro.

- ¿Y qué nos lo garantiza?

- ¡Que lo he encontrado yo y os lo estoy enseñando, papanatas!

- Demasiado tarde, nos cortan el paso. Nos van a encontrar aquí.

Snickers suspiró, hastiado por el comportamiento de todos. Con un gesto arrancó las cuatro páginas que formaban el mapa y dio una a cada hermano. Luego Movió una piedra de la pared ruinosa y encajó el libro en el hueco.

- Ya está. Nadie encontrará nada sin el resto. Y ahora guardad vuestro papel y haced como que sois ciudadanos decentes, quizá salgamos de esta.




El día no empezó de la mejor manera. Lucius no había superado la noche, por lo que la mañana empezó como había terminado el día anterior, con una pira ardiente. Apesadumbrados, nos dirigimos a explorar los restos de lo que parecía un antiguo hipódromo, pero en cuyos cimientos había toda una red de intrincados pasadizos en los que pronto nos dispersamos por parejas.

Por suerte Preciosa estaba junto a mi, ya que tuvimos ocasión de ver como las estatuas de terracota que adornaban el lugar cobraban vida para intentar arrebatarnos la nuestra. No se cuanto tiempo pasamos allí abajo, intentando orientarnos, pero finalmente nos volvimos a reunir poco a poco y obtener una pequeña alegría, aunque fue lamentablemente efímera.

- ¡Hemos encontrado un trozo del mapa!- gritó Oskarill en cuanto nos vió, acompañado a pocos pasos de un renqueante Aramir. Eran los últimos que quedaban para la reunión.

En ese momento Oskarkill gritó en una mezcla de dolor y sorpresa mientras la lanza de Aramir atravesaba su pecho. El clérigo siguió gritando mientras el caballero lo alzó con su lanza para lanzarlo a un abismo. Los ojos de Aramir estaban inyectados en sangre y la mordedura recibida el día anterior supuraba bajo los vendajes.

- ¡Vampiro! - gritó Asoka, embistiendo con su espada, mientras Aramir esquivaba con unos reflejos sobrehumanos. Más gritos surgieron de las sombras y pronto estábamos rodeados por más criaturas de la noche que saltaban sobre nosotros. Hicimos un círculo para protegernos unos a otros, mientras Asoka intercambiaba golpes en el centro con Aramir. Esta vez, pese a la sorpresa, estabamos mejor organizados, y pronto hicimos huir a los atacantes y Aramir fue desarmado por el enorme caballero.

- ¿Qué hacemos con él? ¿Hay alguna forma de revertir el proceso? - preguntó Txemaister, recogiendo el mapa ensangrentado del suelo.

- Sólo una- respondió Metr sombrío, mirando a Orc de soslayo. Antes de que Aramir pudiese reaccionar, el orco lo partió de arriba a abajo de un hachazo.

- Necesitamos otra pira - susurró Dagaz.


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MensajePublicado: Dom Mar 10, 2024 3:07 pm Asunto Responder citando

NIDO DE VÍBORAS


- La emboscada ha funcionado. Todos los caballeros de la reina muertos y los elfos oscuros nos han pagado bien el chivatazo. Ahora lo único que debe preocuparnos son esos tipos. Están buscando nuestro mapa - Smug descargó una bolsa de monedas sobre la mesa.

- ¿Qué más da que lo busquen? Perdimos todos los trozos hace tiempo allí abajo. No hay manera de buscar ningún tesoro mientras los Praxis y Erebus sigan en guerra. Quizá si les ayudamos nos...

- No seas idiota, Smirk. Siempre has sido un ingenuo. Lo que haremos será lo que hacemos siempre, sacar tajada y sobrevivir. Y si lideramos Tipekans es porque es lo que nos funciona. Si aparecen por aquí, tu callado.




Smirk, Smug, Sneer y Snickers contaban dinero en una de sus tiendas cuando la puerta se vino abajo, dando paso a un orco enorme.

- Perdón. Ya no hacen aldabas como las de antes - dijo Ork entrando y seguido por el resto de la compañía.

Los cuatro ladrones habían desenvainado y observaban al grupo. Magos, exploradores, bárbaros, caballeros... sin duda un grupo nutrido contra el que no valía la pena luchar. Guardian se adelantó a hablar.

- Seremos claros. Llevamos semanas deambulando por los alrededores de Tipekans. Hemos perdido compañeros, apenas tenemos comida y nos falta un trozo de mapa. Por suerte las paredes hablan y todo indica que, además de ser los responsables de la emboscada a nuestro amigo Asoka, sabéis dónde está. Por favor.

Smirk abrió la boca pero su hermano Smug se adelantó- Claro, será un placer. Con educación todo se consigue.

Al rato, los héroes ascendían la cuesta del antiguo cementerio, siguiendo a los cuatro hermanos. Lechuck y Dario conversaban sobre las razones por las que habían aceptado el encargo de la reina. El primero se dejaba llevar por cuestiones de honor y dinero, mientras que el explorador, para su propia sorpresa, no tenía muy claro cómo había acabado allí. Finalmente llegaron al cementerio y se acabaron las conversaciones.

Oscuras figuras observaban en cada rincón, imposible vislumbrar si se trataba de vivos o de muertos. Cada vez más se arremolinaban en los pasadizos laterales mientras el grupo se internaba entre las tumbas llegando a la entrada de una cripta.

- Es aquí -dijo Sneer, apartándose a un lado.
- Tú primero - espetó Asoka, desconfiado.

El ladrón se adentró en la oscuridad, seguido de sus hermanos. El resto del grupo les siguió, pero pronto se dieron cuenta de que allí dentro era difícil ver nada y de que los habían perdido. Una carrera apresurada fue el primer aviso de que habían caído en una trampa, la caída de una losa cerrando la entrada lo confirmó.

¡Luz! - Metr lanzó un hechizo rápido que sirvió para localizar a todo el grupo, así como para descubrir el nido de serpientes en que estaban metidos.

Los animales se enroscaban ya en las piernas de todos, que empezaron a avanzar abriéndose paso a golpes, pero no vieron la gigantesca áspid que se cernía sobre sus cabezas hasta que agarró a Fer en su boca y se lo llevó de nuevo.

Kendo lanzó una lluvia de fuego sobre la estancia, convirtiéndola en un infierno para amigos y enemigos, que hizo que la serpiente gigante se retorciese soltando al caballero. A la luz de las llamas, los dos exploradores pudieron saetear al animal hasta la muerte.

Fer parecía intacto a excepción de algunos rasguños. Sin embargo, Metr luchaba contra la muerte que avanzaba por el cuerpo convulsionante de Lechuck, que había recibido una mordedura en el cuello y ennegrecía por momentos. Era tarde. El orco dejó de moverse, sumando otra pérdida a las recientes del grupo.

Tras examinar el entorno, Darío volvió con el último pedazo del mapa.

- Al menos no mentían, aquí está. Pero no se si vamos a saber descifrarlo, es un galimatías.

- Entonces tendremos que hacerles otra visita -determinó Dagaz- tenemos un compañero que vengar.

- Soy preciosa - asintió Preciosa.




Ultima edición por Kendo el Mie Mar 13, 2024 3:41 pm, editado 5 veces
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MensajePublicado: Mie Mar 13, 2024 2:12 pm Asunto Responder citando

LAS PUERTAS DEL REINO

- Mi señora, estos héroes... han obtenido gran poder. De algún modo, según dicen, han detenido el tiempo en sus propias carnes al derrotar al Elemental de Tiempo. Son inmortales. Por mucho que les ofrezcáis, no tienen motivos para adentrarse de nuevo ahí abajo y arriesgar lo ganado. Podemos esperar a que aparezcan otros héroes, para eso mandasteis alzar el coliseo, las pruebas...

- No tengo tiempo de esperar a otros héroes, mi buen Lord Gnog. Mientras ellos son inmortales, yo no. Y si la recompensa y la aventura no les tientan a cooperar... seré más persuasiva- Aeowyn derramaba un líquido brillante sobre un cuenco mientras pasaba los dedos sobre las runas del libro de hechizos- ...toda mi preocupación es esta tierra, mi fiel amigo. Un hechizo inocuo es un mal menor para un importante fin.




- ¿Te acuerdas que prometí matarte el último?

- ¡Es verdad, lo prometiste! - Smug se zarandeaba boca abajo sobre el abismo, sujeto de un tobillo por la mano de Asoka.

- Te engañé.

El cuerpo del ladrón desapareció con un grito mientras el caballero se giraba hacia el grupo, pasando entre los cuerpos los otros dos hermanos que habían osado desenvainar.

- Smirk, tú pareces sensato. Creo que no querías tendernos una trampa, incluso pensaste en prevenirnos. Ayúdanos y podrás marchar.

El ladrón cogió el mapa que Sombras le tendía, y explicó durante largo rato su significado, ayudado por los símbolos en las paredes del antiguo Gremio de Cartografía.

Les contó cómo todo lo que habían visto eran las galerías bajo el volcán, pero que el mapa era una guía para llegar a las profundidades de la Tierra, el hogar de los Dralkarianos, guardianes de la Eternidad. Bajo la roca se encontraba todo un nuevo mundo con diferentes razas y facciones desconocidas incluso por elfos y enanos, y a menudo enfrentadas en guerras. Les llevó por oscuras grietas por las que muy pocos se habían adentrado desde hacía siglos hasta que, finalmente y tras interminables horas de descenso, llegaron a una puerta de piedra con extraños símbolos.

- Sólo una vez llegué hasta aquí con mis hermanos, después perdimos los trozos del mapa y nunca supimos volver. Tampoco lo intentamos, tras ver las criaturas que se encuentran al otro lado.

- Gracias, Smirk. Eres libre de irte - dijo Kendo con un gesto de aprobación.

Un fogonazo ed luz puso a todos en alerta, abriéndose un portal del que emergió la propia Reina Aeowyn, que se detuvo a observar la puerta.

- ¡La puerta del Destino! Habéis encontrado la entrada al reino subterráneo. Mis agradecimientos, Héroes de Twinion. Pero no termina aquí la misión. Twinion no estará segura mientras no tenga el dominio de todo cuanto se oculta debajo. Debo pediros un favor más. Adentraos, encontrad a los malvados Dralkarianos. Son criaturas demoníacas de gran poder, y es cuestión de tiempo que se lancen a la conquista de la superficie.

Smirk se alejaba con cierto temor hacia la salida cuando los dedos de la reina lanzaron un rayo purpúreo, desintegrando al ratero.

- No podemos permitir el perdón de ningún enemigo, no mientras esta tierra sufra. Encontrad a los Dralkarianos. Traed sus anillos como prueba de su derrota y seréis recompensados.

La Reina Aeowyn se desvaneció tal y como había aparecido. Nadie pareció objetar nada a la nueva misión, aunque ninguno sabía muy bien por qué.


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