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¡Jo!, Nikt monta un circo y le crecen los enanos, ya hasta tiene las ratas y las serpientes en su contra por si le habían salido pocos enemigos hasta ahora
Sip, como me gusta complicarme la existencia xDDDDD
En cuanto a lo de la extensión no puedo decir exactamente cuanto queda, estoy trabajando en la parte en la que en su momento me quede bloqueado, pero no queda mucho para que veamos como se soluciona todo.
19. El ratón saltarín a la luz de la luna o algo así.
Probablemente todos los actores de la locura que me había tocado vivir esas últimas horas pensaban que yo ya estaría muerto. Y reconozcámoslo, debería estarlo.
Y sin embargo aunque estaba en el foso donde se tiran a los prisioneros cuando mueren, seguía respirando. Lo cual no era excesivamente bueno teniendo en cuenta a como huelen unas decenas de cadáveres descomponiéndose.
Y eso si nos olvidamos del hecho que estaba a lomos de una enorme serpiente infernal que trataba de comerme.
Sí, podría parecer que se equivocaban, pero no por mucho tiempo. Pero por primera vez en toda la noche tenía un plan. Había terminado el tiempo de dejarse llevar.
Ahora me llevarían, pero a donde yo quisiera.
Tironeé de los bracitos de la serpiente hasta oír un crack y lo más parecido a un grito que puede dar un reptil de lo menos veinte metros.
Llegué a morder las escamas con tal de que no me lanzase al suelo. Y volví a tirar de sus patas vestigiales hasta que conseguí que aquel behemot se moviera.
Sentía la brisa de la velocidad en mi cuerpo desnudo mientras a nuestro paso rodaban los cadáveres y la adrenalina me daba tal subidón que simplemente no notaba el dolor ni lo imposible de la estampa.
Cuando finalmente la cabeza de la monstruosa serpiente, conmigo detrás, salió del agujero no pude evitar lanzar un grito de victoria.
Marxianna gritó algo. “Mierda”, seguramente.
Arote al final le había dado trabajo y había tratado de huir. De hecho estaba en lo que llamamos el lago. Un lugar donde el río Estigia se calma antes de caer en cascada hacia el interior de La Mazmorra. Después venía El Limite, la Zona de Nadie, lo que estaba fuera del alcance de Guardián, al menos por el momento, y que era la esperanza de todo prisionero. Sin embargo estaba perdida, caída en el suelo y con una de las espadas de Marxi en la garganta.
Si fuera un héroe habría llegado en el momento justo para salvar a la damisela. Para desgracia de Arote, pero, mis planes también incluían su muerte.
Marxi volvió a gritar algo pero el ruido de la fricción de la piel de la serpiente sobre la roca me impidió entenderla. “¿Pero que coño?” o “Te mataré” serían bastante adecuados.
Usé los bracitos de la criatura a modo de brida, y la encaré directamente hacia la cazadora. Lo cierto es que no necesité esforzarme mucho, en cuanto vio una posible presa casi se olvidó de mí.
Marxi apuntaló los pies en el suelo y preparó sus espadas, aceptando el reto, mientras Arote se cubría la cara con su manos incapaz de reaccionar. Por eso no había pasado de ser una mera prisionera, no podía adaptarse al horror.
Marxi se movió lo suficiente para evitar el primer embate pero la cola del reptil la derribó y estuvo a punto de aplastarla a ella y a Arote.
Pero cuando la serpiente volvió a encararla ella ya estaba en pie, dispuesta para un nuevo enfrentamiento, cuando lo lógico sería tratar de huir. Increíblemente Marxianna estaba sonriendo.
En el segundo ataque fue la serpiente quien subestimó a Marxi y las espadas de esta la hirieron a la vez que ella se quitaba de su camino con la capa revoloteando a su alrededor. Como en una maldita película, la verdad.
Herido aquel monstruo se alzó a la mitad de su altura y chilló. Se dejó caer tratando de aplastar a la cazadora, que con un simple salto la esquivó. Sin embargo no sólo levantó polvo. Con el violento golpe yo perdí mi asidero, me levanté de mi sitio, volví a caer y reboté yendo a parar al suelo.
-Si llego a saber el trabajo que me ibas a dar me traigo a unos amigos rusos. –Dijo Marxi para darme la bienvenida al suelo. Iba a contestarle algo gracioso pero ella me chistó y señaló con una de sus espadas a la criatura. Sus ojos rojos iban de uno a otro sin decidirse a que presa atacar después de una eternidad alimentándose sólo de cadáveres. –Parece que has cometido un error. Ha aprendido que yo también muerdo. Me parece que tienes todos los números.
-¿Yo? Pero, mírame, estoy hecho polvo. Soy sólo huesos.
-¡Umph! ¿Me estás llamando gorda?
Entonces caí en la cuenta de algo que había narrado hacia un segundo. Aquel bicho estaba harto de carne muerta. Me derrumbé en el suelo, inmóvil.
La cabeza triangular clavó durante un segundo sus ojillos malvados en mí. Siseó y se abalanzó sobre Marxi.
Casi me olvidé que me estaba haciendo el muerto para evitar el ataque de una serpiente como de veinte metros de largo por dos de ancho y rompo a aplaudir viendo la gracia con la que Marxianna saltaba con su capa revoloteando a su alrededor, las dos espadas brillando en la poca luz que había en la entrada a El Limite para esquivarla.
Llámame cobarde si quieres por hacerme el muerto, pero a los escarabajos le funciona.
Marxi no estaba lo suficientemente ocupada saltando y agachándose para que no le alcanzasen los afilados colmillos de aquel demoníaco engendro, así que se dedicaba a insultarme.
Con sus cabriolas consiguió algo de espacio para venir hacia donde yo estaba tirado en el suelo. Marxi me obligo a rodar al clavar la espada en el suelo donde yo descansaba.
-Sola no puedo contra eso. –Señaló con la cabeza. –Y ahora tienes de nuevo su atención.
Me levanté y la empujé cayendo sobre ella. La cabeza de aquella sierpe volvía a morder aire por un segundo.
-¿Me ofreces una tregua?
Ella asintió con la cabeza. –Pero quítate de encima… sólo huesos decía. No noto sólo eso.
Rodé, apartándome de la cazadora, nuevamente al oír un bufido que anunciaba un nuevo ataque, mientras Marxi se ponía en pie de un salto y daba un paso lateral que le permitió esquivar el embate y volver a herirla.
-¡Marxi! –Grité levantando una mano. Ella asintió y me lanzó una de sus espadas con tan buen tino que prácticamente cayó sobre el puño que entrecerraba.
Nunca he manejado demasiado bien la espada. Soy más de una puñalada por la espalda. Es menos romántico pero ni siquiera sabía que pudieras hacerte con una en La Mazmorra.
Levanté la espada sobre mi cabeza y corrí hacia aquella mole gritando. Pese a golpear con todas las fuerzas, el arma apenas si arañó las escamas. Un pequeñísimo hilillo de sangre.
Aquel ser se giró hacia mí y me amenazó con sus colmillos.
-No vamos a acabar pronto. –Le dije a Marxi que estaba al otro lado atacando tan inútilmente como yo.
-Siempre podemos esperar que se duerma de aburrimiento –Me contestó mientras se retiraba un poco. -y continuar con lo nuestro
-Lo único bueno es que esta cosa es tan fea que no puede tener amigos.
Éramos dos simples mosquitos contra un camión de dieciséis ruedas, o contra una serpiente salida del mismísimo infierno, una muy grande. Sólo podíamos revolotear en torno suya esperando que no nos aplastase. Sin embargo nosotros acusábamos el cansancio. En realidad yo me movía ya por pura fuerza de voluntad, mis fuerzas habían sobrepasado el límite hacia millones de kilómetros. Así que cometí un error y la bestial criatura me golpeó con la cola. Salí disparado unos metros por el aire hasta dar con mis huesos en el suelo.
-¡Nikt! -Había una sorprendente nota de preocupación en la voz de Marxianna, lo cual resultaba inquietante.
-Estoy bien…Bueno, no estoy peor que antes. Tendrá que esforzarse mucho más. –Traté de bromear mientras me incorporaba trabajosamente aunque en realidad si no hubiera sido por el dolor de las piedras rasgando mi piel habría caído inconsciente. Pero supongo que el golpe en la cabeza me aclaró las ideas.
-Piensa un poco antes de actuar, ¿vale? –La cazadora se medio ocultaba detrás de una roca mientras buscaba un refugio algo mejor, consiguiendo que la serpiente se girara hacia mí. –Trabajemos juntos o la palmaremos los dos. –Asentí con un bufido mientras con el rabillo del ojo buscaba un sitio donde parapetarme.
Tenía otra vez toda la atención de aquel dragón hambriento. Sólo que ahora estaba armado y tenia una aliada.
Una aliada que tenia la misión de matarme. Hay veces que las cosas empeoran por más que parezcan mejorar.
Vi los ojillos amarillos y la cabeza triangular acercarse a toda velocidad hacia mí. Apuntalé los pies en el suelo.
Cuando Nikt hace esas descripciones en las escenas de acción como la de Marxi saltando por los aires con las espadas se me vienen a la cabeza secuencias como las de "Matrix" Me la imagino suspendiéndose en el aire tipo peli de ciencia ficción
Si Guardián es muy pelilculera la situación (aunque Matrix no por favor, odio esa saga), no sé si eso es bueno o malo. Pero digamos que esto es un folletín palomitero.
Y gracias Dama Gris. Me alegro que te guste.
Marxi, "cariño", no eres la primera que intenta matarme. Por ahora sigo respirando... y soy el prota de la historia, eso es una ventaja en una pelea.
¿¿¿No hay armas de fuego??? Matar a Nikt hubiera sido mucho más sencillo. La pólvora tiene que existir si hay una sierra eléctrica... xD Para mí que Guardián es un romántico y no las permite en su mazmorra... tiene un gusto especial por la muerte lenta y dolorosa. xD
21. En el amor y la guerra todo vale y en la Mazmorra también.
Una serpiente de 20 metros abrió sus fauces y me siseó mientras se lanzaba contra mí. Su aliento casi me desmayaba, pero los colmillos parecían ser capaces de hacerme algo mucho peor.
Esperé a que estuviera sobre mí y cuando bajo la cabeza para atacar, di un salto hacia atrás, mientras mi espada trazaba un arco hacia ella.
Mi agotado cuerpo se quejó más que aquel bicho infernal. Estaba al borde del colapso, cosa poco extraña teniendo en cuenta todo lo que me había ocurrido aquella noche. Sin embargo tuve que repetir la jugada, apenas le había arañado la piel y seguía queriendo un pedazo de carne fresca para almorzar.
Por el rabillo del ojo vi como Marxianna salia de su escondrijo y lanzó una piedra que impactó en el lomo de la criatura, lo que la despistó un segundo. Tiempo suficiente para que yo me diese la vuelta y tratara de poner distancia entre ambos.
Esquivar las fauces y la cola de una serpiente gigantesca mientras tropiezas con cada piedra y agujero del paisaje no es tan fácil como parece. Sólo podía pensar en cuanto me apetecía llevar una vida aburrida. Y en que había sido un estúpido por darle la espalda a mi enemigo.
Una grieta apareció ante mi y sin pensar lo profunda que podía ser salté hacia ella, esperando que me diese el refugio suficiente como para tomarme un respiro.
Tuve la suerte de que no caía en picado hacia las entrañas del mismísimo infierno. Era un lugar estrecho, pero me permitió sentarme y agachar la cabeza. Apoye la espada en mi pecho y cerré los ojos un segundo. Podía oír a la serpiente reptando alrededor del agujero preguntándose que había pasado mientras me oía jadear.
La cabeza me iba a estallar y mis huesos se fundían con el suelo. No sé si en realidad llegué a quedarme dormido aunque fuera un segundo cuando oí a la serpiente arrastrarse lejos de mi, a toda velocidad, furiosa. Y no sólo eso, pasos rápidos, silencio, el golpe de los pies cayendo al suelo y su empezar a corretear, el arañar las piedras sueltas. Y por encima de ellas una risa divertida.
Y con un ruido seco tenia a Marxi sentada a mi lado. Mirándome y sonriendo. Nunca he conocido a una asesina más risueña.
-No parece tener mucho cerebro... -Dijo mientras se colocaba la capa. -Si atacamos los dos unidos... podrías despistarla lo suficiente para que yo...
-Olvidate de eso, guapa, has intentado matarme.
-Eh, te lo dije, no era nada personal. No como tú, no creas que no me fijo en como me miras.
-¿Yo? Y qué esperas. Vas luciéndote por ahí como...
-¿Hooola? Eres tú el que va desnudo. -Dijo ella mirándome fijamente.
-Así que te has dado cuenta...
-No te hagas ilusiones, no me van los cadáveres. -La serpiente arrastró su tripa por entre la grieta, sobre nuestras cabezas que agachamos instintivamente. Quizá no fuese el momento para bromas. Si quería tener una oportunidad de sobrevivir a la serpiente debía aliarme con Marxianna, pero ¿cómo sobreviviría a Marxi sin un monstruo de veinte metros rondando el lugar?
Y de pronto tuve la sensación de que se me olvidaba algo importante. Arote. Alguien, mejor dicho, algo, la había recordado antes que yo y ahora quería convertirla en comida.
felicitaciones nikt! exelente relato y mi personaje esta de lujo! ni yo podria haberme personificado mejor, la historia se puso más emocionante que nunca y el personaje de marxi tambien plasma muy bien su personalidad... estoy ancioso por ver que sigue
¡Con las ganas que tenía Nikt de que por fin lo leyeras! Al final mucha gente se ha terminado enganchando con la novela, que son muchos los lectores habituales semana a semana.
¡Con las ganas que tenía Nikt de que por fin lo leyeras! Al final mucha gente se ha terminado enganchando con la novela, que son muchos los lectores habituales semana a semana.
Yo soy uno... ansioso de que Nikt te de tu merecido por lo mucho que nos haces sufrir... xD
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