Thorsten Fleisch, creador de Teslapunk, debuta como director de largometrajes con la película Flesh City
Fecha Jueves, 29 abril a las 23:40:38
Tema Otras Noticias


Ópera prima del alemán Thorsten Fleisch, director de 49 años que ha trabajado para cineastas como Gaspar Noé y se ha especializado a lo largo de su carrera en la realización de cortos experimentales durante más de dos décadas con los que ha obtenido varios reconocimientos. Sin embargo, su debut cinematográfico llegaría en 2019 gracias a "Flesh City", un filme rodado en Berlín durante nada más y nada menos que cuatro años y con un presupuesto de apenas 2.000 dólares.

Esta apuesta personal le ha permitido mostrar al público sus verdaderas capacidades, encargándose de todos y cada uno de sus apartados con asombrosa maestría. De esta forma, además de ocuparse del libreto y la producción, se ha dedicado por completo a los efectos especiales, la dirección artística, el sonido, la edición, la fotografía y la letra de algunas de las canciones que pueden escucharse en los videoclips. En definitiva, un factótum que ha hecho de su peculiar manera de ver el mundo del celuloide una película de ciencia ficción capaz de serpentear con habilidad e ingenio a través del género de terror y la estética ciberpunk.

No obstante, "Flesh City" no se limita a una puesta en escena clásica donde la mutación y el caos campan a sus anchas, sino que se da cabida a otra serie de elementos que consiguen encontrar su hueco y empastar a la perfección. Así ocurre con los videojuegos, las animaciones, la combinación de cine digital y analógico e, incluso, una visión nihilista de la sociedad a partir de la vida nocturna, la música electrónica y el "thrash metal".

Precisamente en uno de esos clubes es donde Vyren (Christian Serritiello) conoce a Loquette (Eva Ferox), descubriendo en su compañía los más sombríos y recónditos rincones como un laboratorio oculto donde un misterioso organismo de rápido crecimiento está infectando a la población y dominando los cerebros de sus habitantes. Todo ello merced a la perturbada mente del profesor Yagov (Arthur Patching), un científico desequilibrado que se aprovecha de sus víctimas una vez que caen en sus garras, completamente desorientadas y bajo los efectos de las drogas.

El mismo realizador define "Flesh City" de una manera incapaz de dejar indiferente a nadie, asegurando que se trata de "un lugar hostil y oscuro, habitado por una amplia gama de extraños personajes que siguen sus planes para mantener a raya el terror de la existencia". O, dicho con otras palabras, "una especie de sueño febril, salvaje y distorsionado de una ciudad despiadada que explota en carne propia".

En cualquier caso, el espectador se encontrará ante un filme que, lejos de seguir las pautas del cine de género en su versión más convencional, se desvía de esa línea para manejar la mente del público hasta el punto de que la propia persona se dé cuenta de que es la víctima del perverso y enigmático científico. No en vano, no podrá evitar preguntarse en qué medida ha conseguido alterar su cerebro y con qué propósito. Y, peor aun, le resultará difícil deshacerse de la sensación de haber sido manipulado de principio a fin.


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