Poco le ha durado el juguete a Disney. Tan sólo unos meses han sido necesarios para que el gigante estadounidense decida prescindir del emblemático estudio de videojuegos a tenor de la escasa actividad que había presentado a lo largo de sus últimos ejercicios y su situación económica. Toda una sorpresa para sus fieles seguidores, sobre todo si tenemos en cuenta que el propio George Lucas y Robert A. Iger (presidente ejecutivo de Disney) firmaban a finales de 2012 un sonado acuerdo de compra que se cifró en la nada despreciable cantidad de 4.000 millones de dólares.
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