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La Mazmorra Abandon - La mejor selección de abandonware de terror y misterio de la red :: Ver tema - Retrospectiva: ¿Qué fue de los artículos de broma?
Publicado: Lun Feb 27, 2012 11:46 am Asunto: Retrospectiva: ¿Qué fue de los artículos de broma?
¿Quién no recuerda la famosa bolsa de pedos? ¿O la típica flor que al acercarse expulsa agua? ¿O, incluso, las apestosas bombas fétidas? Estos artículos clásicos y muchos más forman parte del imaginario colectivo de nuestra infancia y juventud. Y nunca mejor dicho porque, desafortunadamente, el paso del tiempo y los cambios en la sociedad los han relegado a un segundo plano.
Hasta hace no mucho era habitual disfrutar de alguna que otra broma de este tipo en reuniones familiares, entre amigos o en fechas señaladas. Y, ¿qué decir del Día de los Inocentes? Muchos esperaban ansiosamente su llegada para tomar el pelo a todo aquel que se encontrasen por el camino. Sin embargo, la figura del buen bromista ha ido cayendo irremediablemente en el olvido. Buena prueba de ello son las numerosas tiendas que se han visto obligadas a cerrar sus negocios de artículos de broma en los últimos años, aunque otras todavía sobrevivan como pueden en algún rincón de la red.
No sé a vosotros, pero a mí, al menos, me apena esta situación como buen bromista que he sido e intento seguir siendo. Por ello, hace unos días me animé a explorar mi arcón en busca de recuerdos de mi infancia y, ¿sabéis que encontré? Efectivamente, ¡mi colección de artículos de broma! En perfecto estado y, en la mayoría de los casos, resultando ser perfectamente útiles aun a día de hoy.
Así que he creído conveniente crear este hilo para compartirla con todos vosotros a partir de las fotografías que he estado realizando ayer, esperando que la disfrutéis tanto como yo. Atentos porque, ¡allá vamos!
¡Ohhhh! La caja que me regalaron cuando era un enano y con la que di mis primeros pasos en el mundo de las bromas. Y es que a la hora de bromear, al igual que al rascar, ¡todo es empezar!
Ahora ya no se puede fumar en espacios cerrados pero, ¿qué me decís cuando era posible y alguien nos pedía un cigarro? Ver la cara de quien intentaba disfrutar de unas caladas sin éxito a pesar del humo no tenía precio. ¡Jojojo!
Pero aun era mejor cuando alguien dejaba el cigarro sobre la cama o la mesa con la señal de haberse quemado la colcha o el mantel. Verlo la madre o la parienta y darle un soponcio era todo uno. ¡Jajaja! ¡Qué disloque!
"¿Me puedes echar hielo en la copa?". Sí, ¡cómo no! Ahí tienes. Hielo con mosca dentro, para que no digas. ¡Jajaja! Me desorino.
¿Te ha quedado mal sabor de boca con la mosca? Eso te pasa por la afición que tienes a darle al alpiste. No te preocupes, que aquí tengo unas patatas fritas. Onduladas, además, como te van dejar los dientes. ¡Esta broma combina con todo! ¡Como el blanco!
La de veces que habré utilizado la ventosa multiusos ... Sobre todo cuando iba a venir algún invitado a casa y mis padres andaban agobiados con los preparativos. "¡Niño! ¿Nos ayudas con la mesa?". Sí, sí, ya verás cómo te ayudo. "¿Qué pasa con el plato que está pegado?". Adiós vajilla. ¡Jojojo! Muero.
"¡Niño! ¡Ventila la habitación!". La de veces que habrá dicho mi madre eso. Tranquila que ahora lo hago. "Pero, ¿no te dije que la ventilaras?". "¡Achís! ¡Atchoo!" xDDD Me gusta enredar.
Y de las cerillas explosivas, ni hablemos. Con su cajita, su logo de "Zyro" y todo. "¿Tienes fuego?". Fuego te voy a dar yo a ti ... ¡PUMMMMM! ¡El despiporre!
Pero, si con algo se triunfaba en el colegio era con el bolígrafo de tinta mágica. Risas garantizadas y directo al despacho del Director ... a hacerle también la jugada. ¡Jojojo! Soy incombustible.
Y si el Director echaba humo por las orejas, le ofrecía unos caramelos que siempre apetecen. Cuando abría la caja ... ¡Zas! Ya estaba el lío montado. Directo a casa sin pasar por clase, como en el "Monopoly".
Eso sí, la estrella de las bromas es la bolsa de pedos. No hay reunión que se precie sin una de ellas. ¡PRRRRRRR! ¡PROOOOT! Y es que yo, al igual que Leslie Nielsen, no salgo de casa sin la mía. ¡Qué peligro tengo!
"¡Achís! ¡Atchuá!". Qué faena, parece que me he constipado. "Señor, ¿tiene un pañuelo?". ¡PRRRRRRR! ¡PREEEEEOOOT! Produzco más mocos que arroz los chinos. Es regocijante.
¡Ahhhh, los escarabajos explosivos! No pueden faltar en ninguna casa. Todavía recuerdo a mi madre subiéndose a las sillas. Sin embargo, un día le dio por pisar a una. ¡PUMMMMM! Aún me retuerzo en el sofá cuando lo recuerdo. Mi droga es vivir.
Otra alternativa para cuando me pedían fuego, los mecheros de agua. "Es que no me prende el cigarro". Ya verás tú qué chorrazo. ¡Fissssss! Ducha gratuita, que olías a caldofrán. No tengo vergüenza.
¡La pegatina que simula una rotura de cristal! Otra de mis bromas habituales. A veces la combinaba con el lanzamiento de un petardo para que resultase más real. Mi padre pensaba que estaba en el "Far West". ¡JAJAJA! Lloro.
"¡Niño! Pero, ¿se puede saber de donde vienes?". A mi madre casi le dio un síncope cuando me vio llegar con el ojo morado. Y yo casi palmo de la risa.
La araña con chincheta, otro clásico de mis bromas de colegio. Aún recuerdo a los niños atascándose en la puerta al querer salir corriendo todos a la vez. Como en el metro. Y, encima, les olía el alerón. Me disloco.
Algo sin lo que tampoco suelo salir de casa es mi caja de chicles con muelle. Sin embargo, me puede la generosidad, ya que los comparto con todo el mundo. "¡Ah! ¿Tienes chicles? ¿Me das uno?". Sí, cómo no. ¡Será por chicles! "¡Ay! ¡La madre que te ...!". ¡Juas! ¡Juas! ¡Juas! No puedo con mi vida.
Pero, lo mejor de todo, era cuando llegaba la temporada de exámenes. Siempre había algún compañero al que se le olvidaba la calculadora en casa. Por eso yo llevaba dos, porque uno tiene el espíritu de ayuda al prójimo muy arraigado. "Aquí tienes. Pero recuerda acercarte a la pantalla al hacer las operaciones, que así obtienes mejor los logaritmos". ¡Fisssssss! ¡JAJAJA! El examen no sé, pero la ropa quedaba como si hubiese venido del "Aquapark".
Eso sí, con lo que más me he llegado a reír ha sido con el caleidoscopio cachondo. El reborde está empapado en una sustancia parecida al betún, lo que garantiza risas y jolgorio. En mi mochila nunca faltaba. "¡Qué guay! ¡Tienes un caleidoscopio! ¿Me dejas mirar?" Mira, mira, que ya verás que figuras más molonas vas a descubrir. "Pero, si no se ve nada ...". No sé si se verá algo o no, pero tu ojo va a ser el centro de atención de todo el colegio. ¡Jajaja! No os preocupéis por mí, estoy domesticado.
Otro artículo indispensable para las fiestas, el abridor de botellas. ¿Quién no tiene el típico amigo torpe que siempre se ofrece a abrir las botellas? "Aquí tienes, que tú para esto eres muy mañoso". Y si no, siempre la puedes abrir a cabezazos. ¡Jojojo!
No puedo olvidarme de mi amiga, la amante de las ensaladas, tampoco. Una cena sin ellas no era comida para ella. Por eso siempre le dejaba cerca el salero para que la aliñase. La pobre no comprendía cómo no podía salir nada de dentro. Una vez comenzó a darle porrazos hasta que tiró la copa de vino encima de su novio. Casi lo dejan. ¡Jajaja!
No soy mucho de llevar anillos, pero si se trata de mi anillo de agua ni me lo pienso. Todavía recuerdo a mi amiga Ana cuando se acercó porque "quería apreciar los detalles". ¿Quieres detalles? ¡Toma chorrazo! Ya no se sabía si llevaba rímel o si un camión le había pasado por encima. Casi me da algo.
Algo similar ocurrió con mi novia. Nos encontrábamos cenando con otra pareja cuando le eché un poco de mi tinta mágica en su vestido. Cuando se dio cuenta pensó que había sido el camarero. Sólo con recordarla detrás suyo corriéndole a gorrazos me deshidrato de la risa.
Pero, si con algo he triunfado, ha sido con mis gafas de Groucho Marx y mi puro. No sé si me parecía más a Groucho o al Cobrador del Frac tras una mala noche, pero el despiporre era general.
¡Si es que a mi buena madre la mataba a disgustos! Un día llegué a casa con un clavo atravesándome el dedo de la mano. Fue verlo y darle un telele. Casi no me deja volver a entrar en casa. La picardía me puede.
Me dicen que soy un poco payaso, y por eso rara vez salgo a la calle sin mi flor de agua en la solapa de la chaqueta. "¡Huy! ¡Qué flor más bonita! ¿La puedo ver?". "¡Claro, mujer! Para eso está". ¡Fisssssssss! Me van a acabar llamando "El bombero" y no por la manguera. Me desorino.
Las visitas al dentista las disfruto especialmente. No sé quién tiene más miedo, si el dentista o yo mismo. La última vez que acudí a la cita y me dijo que abriera la boca me había puesto mis dientes de Drácula. Eso sí, no se distinguía muy bien si era un postizo o si tenía una piorrea de caballo. No me ha vuelto a dar cita.
La caca de pega, la broma por antonomasia de los bromistas escatológicos. Cuando acudo a la casa de alguien que tiene perro suelo dejarla en algún rincón, preferiblemente encima de las alfombras. Qué desmelene.
La bolsita de aire, artículo ideal para crear efectos paranormales en la mesa. Cuando toca comida familiar siempre la llevo conmigo. Más de uno ya se ha atragantado del susto. No sé si antes acabaré con todos o conmigo mismo. Vivo muy locamente.
Mis amigos son mucho de azúcar, han salido golosones. Por eso, cuando quedamos, llevo bien guardados en el bolsillo del pantalón mis terrones. ¡Si es que doy más sorpresas que Mayra Gómez Kemp en el "Un, dos, tres"!
Mi colega Paco casi se muere del susto cuando vio que me atravesaba la navaja retráctil. Al final tuve que llamar a Urgencias, pero para que le atendieran a él. ¡JAJAJA! ¡Qué despiporre!
Una vez le cambié a mi padre el huevo frito que se había hecho por uno de plástico. Debió pensar que estaba caducado o que habíamos dejado de pagar la calefacción. Casi fallezco.
Ayer me acordaba de cuando cursaba B.U.P. en el colegio. Aquellos exámenes a modo de dictado de inglés ... Fruto de los nervios, a un compañero de clase se le había olvidado llevar el estuche y le dejé mi lápiz de goma para que pudiera escribir. El resto, ya os lo podéis imaginar. Él no pudo comenzar el examen y yo aún no he acabado de descojonarme desde entonces. ¡JOJOJO!
Hablando de escritura, yo siempre he sido muy tradicional. Por eso, siempre utilizo mi tinta china de pega. Mi madre casi me agarra del cuello cuando la vio desparramada por la mesa de madera de caoba de la sala. ¡Jajaja! Es que me salto la medicación.
Definitivamente, a mi madre la tengo loca. Una vez, en verano, se me ocurrió desenroscar el grifo e introducir una pastilla de colorante. Tuvieron que intervenir hasta los vecinos para sujetarla. Ya le dije que así teníamos cócteles gratis. Al final tuvo que venir el fontanero. El enredo es lo mío.
No habían pasado ni dos días y se me ocurrió otra de las mías. ¿Por qué no probar los huevos de boa en la terraza? Dicho y hecho. Comencé a prender fuego a las pastillas y se armó la de Dios es Cristo. No se sabía si eso eran serpientes de humo o el incendio de San Francisco. Los vecinos llamaron a los bomberos, a la policía y hasta a la Santísima Trinidad. Aún me descojono vivo.
Otro de mis artículos de broma favoritos, la araña gigante de plástico. Ideal para colegas aprensivos. "¡Oye! Me pica la espalda y no llego. ¿Me puedes rascar?". Claro, todo sea por los amigos. "Este trabajo me está matando, hasta noto que los hombros me pesan. ¡¿Eh?! ¡¿Qué c... es eso?!". Los de Urgencias ya me deben conocer, soy habitual. ¡JOJOJO!
Hace dos años el jefe me invitó a cenar a su casa con su mujer. Tras echar un vistazo a la cubertería me di cuenta de que tiene el dinero por castigo. "Eugenia, acércate a la cocina no sea que se vaya a quemar el lechazo", le dijo a su mujer. "Tranquilo, ya voy yo, que para estas cosas tengo mano", le respondí. Joder que si tengo mano ... ¡CLASHHHHH! ¡PLASSSSSS! ¡CLINCCC! Se pensaban que me había cargado la vajilla al completo. Aquella vez casi tuve que llamar a Pompas Fúnebres en vez de a Urgencias.
¡La que tramé en el colegio! Tras el recreo aparecí con el dedo vendado que más bien parecía una butifarra. La profesora era nueva y no conocía aún mis trastadas. Resultado: un desmayo de la profesora sustituta, una hora menos de clase para el resto de compañeros y cambio de colegio para mí. Hacía más viajes que Willy Fog.
Bueno, bueno... parece que nuestro guardián ha disfrutado aterrorizando al prójimo desde su más tierna infancia...
Recuerdo algunos de esos artículos, incluso haberlos usado en alguna ocasión, como el chicle pilladedos, el hielo con bicho, los polvos de estornudar o el anillo que echa agua.
También recuerdo que había unos caramelos picantes que te dejaban mal sabor de boca para un buen rato
Aún sigo haciendo estragos con el cichle pilla-dedos y la calculadora "chorreante". También tengo los caramelos que saben horrible y los cigarro-petardos, con esos si que me pego unas risas buenas.
Guardián, somos almas incomprendidas, ¿Dónde han quedado esas buenas bromas, en que de tanto reirte lloras, toses y te atragantas?
Que bueno guardián, mientras leia el post me venia a la mente un flashback de los momentos mas divertidos de mi infancia. El chicle trampa era mi favorito, y joder, daria algo por volver a ver la cara de susto de la gente a la que se lo ofrecia .
Recuerdo otros tantos, tambien populares que no incluyes, como los detonadores de cigarros y el bolígrafo explosivo.
Por cierto, tienes una gran colección.
que cabrón con el dedo y el clavo jajajajajaaj, yo tenía una caja de caramelos que tenía un agujero, cuando la abrías tenías el dedo pulgar dentro, el que metía la mano siempre se pensaba que le agarraba una rata o algo xDDD.
Recuerdo unos cuantos de esos que tenia, que bueno, una pena que no se vean ya artículos así en tiendas de barrio y demás. Recuerdo que también había un Spray de Caca que olía mal, el dedo ese vendado con la punta ensangrentada no tenia un muelle dentro y salia disparado? Y como no los típicos chicles que todos picábamos, el cubito de hielo con una mosca o araña....Buenos momentos pasamos con estos juguetes de la risa.
Efectivamente, el dedo vendado contaba con un muelle en su interior que hacía que saliese disparado ante la curiosidad del incauto de turno
De todos modos, es muy difícil encontrar artículos de este tipo a día de hoy porque casi todas las tiendas que se dedicaban en exclusiva a su venta han acabado cerrando. Sólo se pueden conseguir en jugueterías donde lo vendan como un artículo más dentro de todo el género que reciben o por internet.
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