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No podía creer que con una tan pequeña dosis de autoconvencimiento hubiese sido capaz de llegar a encontrarme en tal escabrosa situación; sin pensarlo demasiado me senté sobre aquella roca, sí, la de la enorme grieta que llevaba toda la vida pareciendo que se partiría en dos pero no lo hacía. Me senté. Me senté y esperé. Esperé hasta que se me olvidó por completo el frío que hacía aquella noche y mis dedos, casi incapaces de moverse, me lo recordaron con cierto dolor. Seguí pensando y pensando... en nada en absoluto y a la vez en un millón de asuntos que me tenían desconcertado desde hace semanas. Por ejemplo aquél que colocaba como protagonista de mis últimos años a cierto personaje de las afueras del pueblo y que por momentos parecía querer acabar con todo lo relacionado con la cordura y la supervivencia en las sombras... con todo lo que podía considerarse con ser una buena persona, un buen vecino y en definitiva, todo lo que podía ayudar a no llamar demasiado la atención y llevar una vida normal y no demasiado agitada en lo referente a conflictos de cualquier tipo. El nombre del susodicho es irrelevante, más que nada porque cada familia lo llamaba de diferente forma, con apodos de lo más variopinto según la opinión de cada una sobre él o bien por ciertas hazañas o desdichas supuestamente vividas por él. Yo lo llamaba “la sombra”, pues difícil era encontrarlo bajo el sol, como mucho cuando éste ya se había escondido y el día tenía los minutos contados. Pero debo confesarlo... “la sombra” me había lanzado un reto: “a medianoche, sobre la gran roca agrietada, dos jornadas después de la noche de San Juan, resolveremos de una vez por todas nuestras diferencias”. Mentiría si dijese que el desafío fue lanzado a través de una carta o cara a cara, pues no lo recuerdo y la verdad, creo que nunca se transmitió tal mensaje, pero aún así de alguna manera lo tengo grabado en mi mente. Él no llegaba; eran casi las dos de la madrugada y no había señal alguna de vida en las proximidades, tan sólo algún pequeño animal que producía los típicos ruidos entre los arbustos, los típicos ruidos sin importancia que no inspiran ni mucho menos que nada haya despertado su interés ni lo haya alarmado. Por allí no rondaba “la sombra”, tan sólo la mía propia, tenue y delicada eso sí, ya que era una noche especialmente luminosa debido al esplendor de la luna en el cielo. Sin poder esperar más tiempo, a punto de perder la paciencia, me levanté furioso mirando al final del camino a unos veinte metros de la roca, donde éste moría y la profundidad del valle se perdía entre la oscuridad. Caminé y caminé, decidido pero con cierta reticencia acerca de toda esa situación. No se oye nada; los ligeros sonidos de la vegetación, habituales en aquella zona, se habían ido a un lugar supongo más conveniente. De pie, a poco menos de un metro del abismo, escuché una voz firme y gruesa:
- “Ya estoy aquí”.
La voz me resultaba familiar pero al mismo tiempo desconocida, pero el caso es que no respondí. Me limité a esperar que prosiguiera sin ni siquiera darme la vuelta para mirarle de frente. No se escuchó nada más. Y esperé... sin respuesta alguna, decidí a pesar de ello no cambiar mi posición. Pero algo me quitó las fuerzas de repente y mi primer instinto fue arrodillarme en la fría hierba. Comencé a tiritar sin que la temperatura del lugar fuese lo suficientemente baja para producirme tales temblores... comencé a olvidarme de todo aquello relacionado con la cordura... comenzó mi mente a agitarse y a crear conflictos... terminé por olvidar mi nombre.
¡Eh! ¡Dark! ¡Qué bien que te animes a publicar tus propios relatos aquí! Ya sabes, además, que no es necesario que se trate de novelas por episodios como las de Nikt, Fedexior o Domindo. También tienen cabida los microrrelatos o cualquier otra forma de escrito, siempre que se mantenga la temática de terror o misterio.
Eso sí, intenta hacer uso de los puntos y aparte porque si no la lectura se puede hacer muy densa. No escribas más de 3 o 4 frases sin utilizarlos.
Por otra parte, si me admites un consejo, no abuses de las oraciones largas y sincopadas. En narrativa se puede definir bien una situación con frases cortas y un lenguaje directo. Lo mismo que los puntos suspensivos, ya que al utilizarlos más de lo aconsejable pueden perder un poco su carga emocional.
Por lo demás, me ha gustado la historia y espero que podamos disfrutar próximamente de otros relatos de tu puño y letra
Eso sí, intenta hacer uso de los puntos y aparte porque si no la lectura se puede hacer muy densa. No escribas más de 3 o 4 frases sin utilizarlos.
En office pintaba mejor en ese aspecto, ha perdido con el copia/pega xDDD
guardian escribió:
Por otra parte, si me admites un consejo, no abuses de las oraciones largas y sincopadas. En narrativa se puede definir bien una situación con frases cortas y un lenguaje directo. Lo mismo que los puntos suspensivos, ya que al utilizarlos más de lo aconsejable pueden perder un poco su carga emocional.
Ya, tiendo a eso, pero se ve que sólo se lo permiten a S.King jajaja
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