Camisetas, zapatillas, tazas, muñecos, sillones, cuadros, llaveros, ... Un sinfín de chismes han sido utilizados a lo largo de las últimas dos décadas para plasmar en ellos algunos de los personajes o las escenas más reseñables del mundo de los videojuegos. Un reclamo infalible para todo amante del software lúdico que se precie, y no es para menos, pues buena cuenta de ello da la actividad de merchandising que gira en torno a esta industria. Y, por supuesto, los ingresos que genera.