Un año más se aproxima una de las fechas más significativas del calendario, una fecha que no entiende de sociedades, de épocas, ni de culturas, y que ha sabido mantener la misma importancia y notoriedad a lo largo de la historia. La noche de los muertos y los espíritus, en la que estos salían de los cementerios en busca de personas vivas para apoderarse de sus cuerpos y así volver a la vida. El terror inundababa los poblados y sus calles, resguardándose sus habitantes en sus hogares para impedir que ningún ser pudiera acceder a los mismos. Era necesario agudizar el ingenio para hacer uso de todas las técnicas y artimañas posibles para ahuyentar a los espíritus que merodearan por las inmediaciones de las moradas de los lugareños, para lo que se utilizaban todo tipo de disfraces y adornos con los que lograr el fin perseguido.
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