Desde algunas de las sagas mas carismáticas y aclamadas del mundo de los videojuegos como son "Super Mario" o "Zelda" hasta consolas de nueva generación como Nintendo DS o Wii. Esto y mucho más se le atribuye a Shigeru Miyamoto, una mente privilegiada que hace 35 años puso sus conocimientos y, sobre todo, su talento a disposición de la industria del videojuego para satisfacción de un sector que no siempre ha sido tratado de la misma manera y cuyas alegrías se registran con cuentagotas.

Sin embargo, este genio japonés llegó de rebote a dicha industria tras haber cursado estudios de Arquitectura. Fue su padre el que deseoso de que comenzara a trabajar le encontró un hueco en la empresa Nintendo gracias a sus contactos con el presidente de la misma. A partir de entonces, la historia que todos conocemos. Miyamoto recibió formación como uno más y le fueron confiados los que serían sus primeros proyectos. Uno de ellos, consistente en la elaboración de una máquina recreativa con Popeye como protagonista que constituiría el germen del que sería el mayor éxito de su carrera profesional: "Super Mario".

Pocos apostaban en su momento por un personaje que representaba la antítesis de la figura del héroe tan explotaba en el ámbito cinematográfico y, cómo no, en el de los videojuegos. Un simple fontanero de aspecto bonachón y que no conocía ni de lejos lo que era un gimnasio ni la dieta mediterránea era el firme reto de Miyamoto. Y la jugada le salió a pedir de boca. Los millones de copias vendidas a lo largo y ancho del Mundo fueron aval suficiente para que Nintendo le confiara nuevos proyectos y le diera carta blanca para continuar y explotar la que a día de hoy es la saga más reconocida de todos los tiempos.

Sin saberlo, Miyamoto ya había entrado en una espiral de éxitos que a día de hoy no tiene fin. A "Super Mario" le sucedió en 1987 "The Legend of Zelda", un título pionero en la industria que introducía al jugador en un mundo de fantasía totalmente desconocido hasta entonces. El uso de innumerables personajes a lo largo de la aventura, la evolución constante de los mismos y la absoluta libertad que se le ofrecía al usuario para explorar los fabulosos mundos que el juego ofrecía supusieron una innovación total. Miyamoto lo había conseguido, ser considerado el padre del videojuego moderno.

A partir de ese momento, lo que las nuevas generaciones conocen. Nintendo DS y Wii nacían con el firme propósito de reunir a la familia en torno a los videojuegos y así cambiar definitivamente el peyorativo concepto que hasta hace relativamente poco han tenido que cargar cual sambenito.

Todo ello ha sido tenido en cuenta por el Jurado del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades que, finalmente, ha recaído en Shigeru Miyamoto hace escasamente unos días. El premio al talento, a la innovación, al vanguardismo, a la creación y la investigación dentro del marco de las actividades humanísticas y en lo relacionado con los medios de comunicación social. En definitiva, el reconocimiento a un genio al que no muchos conocían y que con su esfuerzo y sus aportaciones ha logrado cambiar la forma de pensamiento y vida de toda una sociedad.

El genio japonés ha asegurado en mas de una ocasión que habrá de retirarse en algún momento. Mientras tanto, generaciones de jugadores rezan para que recapacite y pueda seguir ofreciendo horas y horas de entretenimiento durante muchos años más. Que así sea.