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mercenario
Alquimista del mal
Alquimista del mal



Registrado: Mar 17, 2006
Mensajes: 2280

MensajePublicado: Mar Ene 05, 2010 12:21 pm Asunto Responder citando

buen episodio para comenzar el año Very Happy
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Cinismo
Jefe de mazmorras
Jefe de mazmorras



Registrado: Dec 27, 2009
Mensajes: 663

MensajePublicado: Mar Ene 05, 2010 12:31 pm Asunto Responder citando

Después de mucho meditar creo que me iré de vacaciones a Hostel, que comparado con la mazmorra, es un placer de los Dioses. xD

El pueblo pide sangre... queremos más sangre... los presos tenemos sed. xD
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niktgrump
Supremo Inquisidor
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Registrado: Jun 05, 2006
Mensajes: 868

MensajePublicado: Mar Ene 05, 2010 1:30 pm Asunto Responder citando

Ay Merce, no era este el previsto... un "imprevisto" esperado me impidió subir una de las entregas, pero bien pensado mañana es dia de Reyes... así que igual os cae un "regalito".

Y Cinismo es que eres nuevo aqui... todavía no has visto nada xDDDD
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guardian
Administrador
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Registrado: Oct 28, 2005
Mensajes: 9839

MensajePublicado: Mar Ene 05, 2010 9:35 pm Asunto Responder citando

Eso iba a decirte, Nikt, que para recuperar el episodio que no pudiste subir tienes el día de mañana, que siendo otra fecha señalada sirve igual. Una vez que subas el de mañana, a partir del domingo retoma el ritmo habitual de uno por semana.
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niktgrump
Supremo Inquisidor
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Registrado: Jun 05, 2006
Mensajes: 868

MensajePublicado: Mie Ene 06, 2010 5:32 pm Asunto Responder citando

12. El Señor del Este.

Unos pocos centímetros pueden ser una gran diferencia. En mi caso la diferencia era la huida o ser capturado. Otra vez. Y por unos centímetros golpeé la puerta en vez de pasar a través de ella. Supongo que por ser novato en eso de estar tuerto. Sin duda era el día nacional de “Atrapemos a Nikt”.

Estaba medio inconsciente cuando los pequeños, helados y ásperos dedos de los hombres-topo me levantaron en volandas. Me transportaban a toda velocidad entre varios, aunque a ratos tenía la sensación de flotar en el aire mientras las antorchas dibujaban extrañas formas y colores en mi nublada visión. Oía sus voces, sus pasos en el sucio suelo ora amortiguados como a la distancia de un sueño ora tan cercanos y fuertes como si ocurriesen dentro de mí. Y aunque era incapaz de tener un pensamiento coherente, y aunque no veía realmente a donde me llevaban, ya sabía donde iba a acabar.

Cuando finalmente fui lanzado al suelo sin ningún cuidado, y una puerta se cerró dejándome sólo en una estancia que no podía distinguir, me desmayé completamente.

Mi cuerpo era tan pesado que se fundía con el suelo, mis pulmones se llenaban de piedra, pero no me importó, dejé de sentir dolor. El silencio zumbaba dulcemente en mis oídos, la oscuridad me envolvía como una manta caliente y suave, de una manera física. Si hubiese podido pensar hubiera creído que estaba muerto y hubiese aceptado el hecho con alegría. Pero un cubo de agua me devolvió de forma brusca a la realidad.

Abrir los ojos, el ojo sano, fue una experiencia traumática. Volvió con la consciencia todo el dolor de mis heridas, el agotamiento, todo el miedo y la urgencia de la situación.

Frente a mis ojos había plantadas dos botas de cuero negro que sólo podían ser de Mercenario, por aquel entonces el jefe de torturadores de Guardián. Se agachó haciendo crujir su ropa de cuero negro también. Me levantó la cabeza para examinar la herida de mi cara con curiosidad. Paseó luego su mirada sobre mi amoratado cuerpo.

-¿Cómo puedes seguir vivo? –Detrás de la capucha que ocultaba su rostro no parecía que hubiese boca que pudiera pronunciar la pregunta. –¿De donde sacas la voluntad para seguir? –No le contesté. Luchaba por no caer de nuevo en la negrura aunque deseaba perderme en ella, pero Mercenario no esperaba mi respuesta. Pensaba en voz baja, como un científico que trata de llegar a una conclusión.

El torturador me obligó, más que prestarme su ayuda, a incorporarme y si él no me hubiera sujetado habría vuelto a caer al suelo. Me sentía mareado y enfebrecido.

Cuando logré fijar mi mirada descubrí que estaba en una pequeña y sucia celda, con el suelo lleno de paja y charcos de lo que preferí no saber qué. Tras las rejas guardaban a Mercenario tres de sus hombres-topo, que parecían vigilarme con sus ojos ciegos.

-¿Soy tu prisionero? –Me preocupaba más encontrar un sitio donde poder sentarme que su respuesta.

-Eso trato de decidir. –A un gesto suyo apareció un prisionero. Tenía la piel tan marcada de cicatrices que no pude reconocerlo. Traía consigo una palangana de agua y me ayudó a lavarme un poco, mientras Mercenario se retiraba al fondo de la jaula.

El vendaje de mi cara cayó pesadamente al suelo manchado de sangre seca y otros fluidos. La herida latía. El prisionero la cosió utilizando una cuerda muy fina pero basta, escupí algo de esparto. Con la tela que me había secado improvisó un parche con el que tapar mi cuenca vacía.

Luego me pasó un batín. Estaba casi sin usar y limpio y era de seda. Aquello era la mayor muestra de poder que podría realizar Mercenario. ¿Dónde lo habría conseguido? ¿Cuántas vidas habría costado?

-Ven. –Me ordenó Mercenario, obviamente complacido de que hubiese entendido el valor de aquel batín. Le seguí, flanqueado por su guardia, por un estrecho pasillo. Podía ver a prisioneros recostados en sus celdas, gimiendo de dolor, otros que miraban desesperados nuestra tétrica comitiva.

Mercenario se detuvo, tras que subiéramos unas escaleras, delante de una gran puerta negra. Fue él mismo quien la abrió y me hizo un gesto para que fuese el primero en entrar. Cerró la puerta tras de sí. Su escolta se quedo fuera.

Era una sala de torturas.

Olía a desinfectante, como si nunca hubiera sido usada. Colgaba del techo una jaula donde un hombre apenas cabría. Junto a una mesa de operaciones brillaban afilados objetos extraños de funcionalidad dudosa ordenados sobre mesas. Una enorme bola metálica despedía rayos y zumbidos que llenaban el aire de ozono. Había un gran tanque rebosante de agua. Era una sala de torturas, sí, pero no había otra igual en toda La Mazmorra. Era la sala de juegos privada de Mercenario. Y se decía que nadie salía vivo de ella.

Me derrumbé en una silla de madera. Sólo quería descansar, apenas lograba importarme lo que me sucediese a continuación. Estaba derrotado. Enfrentarme a Mercenario era una locura en mi estado, y aún en el caso de vencerle tendría que abrirme paso frente a su ejercito subhumano. Y Arote podría estar ya en cualquier lugar. Había sido hecho prisionero dos veces, otras tantas me había desmayado no sé por cuanto tiempo. Su fuga ya debería haberse descubierto y todos los perros de Guardián habrían salido de caza. Mi vida ya no tendría a esas alturas ningún valor.

Mercenario se rió sonoramente.

-Eres el primero que se sienta ahí por propia voluntad.

Miré los brazos de la silla. Unas fuertes correas colgaban de ellos igual que de las patas. Sin embargo no encontré fuerzas para levantarme.

(continuará)
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Marxianna
Jefe de mazmorras
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Registrado: Jun 29, 2006
Mensajes: 588

MensajePublicado: Mie Ene 06, 2010 5:37 pm Asunto Responder citando

Cómo molas, Merce xDDDD

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niktgrump
Supremo Inquisidor
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Registrado: Jun 05, 2006
Mensajes: 868

MensajePublicado: Dom Ene 10, 2010 4:20 pm Asunto Responder citando

13. El Gato y el Ratón.

-Supongo que si te pido que me liberes me darás un puñetazo en el estomago. –Dije aún sabiendo que Mercenario no entendería el chiste. Quería parecer despreocupado, que estaba seguro de que podía salvar mi cuello. Parecer una victima en La Mazmorra te convierte en una.

Mercenario no contestó al momento. Se giró y fue hacia un pequeño armario al fondo de una de las paredes de su temible sala de torturas. Con un escalofrío me pregunté si el Torturador habría ido en busca de uno de sus extraños artilugios para provocar dolor. También me pregunté si tendría algún sentido levantarse de aquella silla y plantarle cara cuando todavía no me había atado a ella.

Pero se sirvió una gran copa de vino. Se apartó lo suficiente para que yo pudiera ver como la llenaba. Aquello me recordó el tiempo que llevaba sin comer ni beber. Se la llevó a los labios llegándoselos a mojar pero sin tomar un sorbo. Aquello era una muestra más de poder y una sutil tortura. Dejó que mis ojos se clavasen en el vaso unos segundos antes de iniciar el interrogatorio.

-¿Qué haces en mis dominios, Niktgrump? –Preguntó con solemnidad dejando claro que no era la pregunta cortés de una charla informal.

-No hay prohibición para entrar en la Zona Este. Además, Mercenario, soy Vigilante, puedo ir casi a cualquier lugar.

Al Torturador no le gustó mi respuesta y chasqueó la lengua para hacérmelo saber. Al punto estalló.

-¡No me desafíes, Niktgrump! –Bramó. -Tú rango no vale nada aquí. No tendría que dar explicaciones de lo que te pasara aquí. Dudo que alguien las pidiera. Y no creas que debes temer sólo a mi látigo. –Mercenario tenía razón. En la práctica era amo y señor de la Zona Este aunque debiera lealtad a Guardián, tenía su propio ejército y leyes que afectaban únicamente a los prisioneros de su reino. Y además como rango inferior yo estaba bajo su mandato. –Lo único que sé es que mis hombres están retirando cadáveres de la celda de 7f4df451.

¿Cuánto sabía en realidad Mercenario? ¿Había interrogado ya a 7? Y si así era, ¿qué le habría dicho el caníbal? ¿La fuga de Arote, el complot de Corrie? Sospeché que Mercenario ya había decidido mi destino y que fuera cual fuera lo único que hacia era jugar conmigo.

-7f4df451 me hizo prisionero. Quería comerme. Supongo que tus hombres te han dicho que ellos me liberaron.

-Y por ello está en una celda esperando mi visita. Supongo que merece recuperarse después de que se ocupase de Castelvet.

-¡Fuiste tú quien envió a Castelvet! –No sé que neuronas se iluminaron en mi cerebro pero llegué a esa conclusión.

Mercenario asintió.

-Ambos eran una molestia que había tolerado durante demasiado tiempo.

-¿Y yo? ¿Qué soy? ¿Soy un premio inesperado o mandaste a Castelvet como excusa para salvarme?

Mercenario rió con su voz profunda. Parecía capaz de derribar las paredes que nos rodeaban.

-¿Planes dentro de planes dentro de planes? En realidad no, lo único que hice fue adelantarlo un poco. Decidí darte una oportunidad frente a Corrie. Si os anuláis mutuamente yo prospero.

-Me alegro de que te pongas de mi parte, Mercenario. Si Corrie ha montado todo este circo para acabar conmigo, imagina de lo que sería capaz para conseguir tu rango. Yo soy algo más tranquilo y directo.

-¿De tu parte? –El desprecio de su voz me abofeteó. –No seas ingenuo Niktgrump. Lo que deseo es que os matéis mutuamente. Así que no pierdas más tiempo y prepárate para perseguir a Arote.

Aunque debería estar exultante por como habían cambiado las tornas, me invadió el pesimismo.

-A saber donde se encuentra Arote.

-La envié a la Tierra de Nadie. Apenas debe llevarte una hora de ventaja. Y tú conoces los atajos.

-¿La enviaste? ¿Ha estado aquí? –Mercenario asintió. -¿Estuvo aquí mientras yo me partía la cara con media Mazmorra? Y lo que es peor ¿la dejaste marchar? No sé si lo sabes –Estaba furioso. Si Mercenario hubiese cumplido con lo que se suponía debía cumplir, todo habría terminado. Hubiese llevado a Arote frente a Guardián al momento y hubiera podido echarme a dormir, que era lo único que deseaba, hasta que hubiese decidido que hacer conmigo. –pero es una fugada. A nuestro amo no le gustará saber que la dejaste escapar. Tu cabeza pende de un hilo.

-¿Acaso hubieras preferido que la hubiese entregado? Eso sería como firmar tu sentencia de muerte. Además, aún no se ha notificado su huida.

-¡Idiota! La has dejado en manos de Corrie ¿No sabes que hay un asesino tras ella?–Sentí una satisfacción insana cuando imaginé la cara que ponía Mercenario debajo de su capucha. –Ahora ambos estamos en sus manos.

(continuará)
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Marxianna
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MensajePublicado: Mie Ene 13, 2010 5:38 pm Asunto Responder citando

¡¡Con lo que me gusta este capítulo, no entiendo porqué nadie lo comenta!!

Pues lo haré yo: es exactamente como me imaginaba a Merce xDDDDD Con su capucha y manejando los hilos desde la sombra. Me encanta, simplemente.

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MensajePublicado: Jue Ene 14, 2010 12:10 am Asunto Responder citando

Yo hoy mismo a la noche me iba a poner a leerlo, que hasta hoy me ha sido imposible. En cuanto a los demás, tened en cuenta que los del otro lado del charco están de vacaciones, de ahí que Merce apenas se conecte estos días, que era de los que más comentaba. Además, Yo_matias la está leyendo desde el principio al haber llegado tarde, por lo que aún le queda para ponerse a nuestro ritmo y poder comentar.

De todos modos, en cuanto vea a Merce se le comentaré para que se conecte y eche una lectura.
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Cinismo
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Registrado: Dec 27, 2009
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MensajePublicado: Jue Ene 14, 2010 1:39 pm Asunto Responder citando

Trato de no comentar para no arruinar la continuidad del relato y para que futuras generaciones de prisioneros no tengan que ir buscando y re buscando cada uno de los capítulos por todo el topic. xD
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Marxianna
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Registrado: Jun 29, 2006
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MensajePublicado: Jue Ene 14, 2010 2:08 pm Asunto Responder citando

Ya se hará un recopilatorio, Cinismo, por eso no te preocupes Very Happy

Comentar ayuda a apoyar la continuidad de la historia. Con un relato, una novela o una foto. Siempre gusta saber que la gente ve aquello que haces.

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Cinismo
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Registrado: Dec 27, 2009
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MensajePublicado: Jue Ene 14, 2010 2:17 pm Asunto Responder citando

Entonces ya postearé un spin off, sin autorización del autor. xD A medida que voy leyendo me dan ganas de escribir, posta... pero soy muy muy muy muy muy vago... xD
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MensajePublicado: Jue Ene 14, 2010 7:06 pm Asunto Responder citando

¡Claro, hay que comentar! No es un relato cualquiera, sino un relato interactivo, donde los usuarios somos parte del mismo y vamos mostrando nuestras impresiones.

Es como cuando en programas como los de Garci se destripan las películas, pues nosotros lo mismo pero con una novela, la comentamos episodio a episodio Very Happy
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niktgrump
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Registrado: Jun 05, 2006
Mensajes: 868

MensajePublicado: Dom Ene 17, 2010 5:19 pm Asunto Responder citando

14. En camino.

-¡Idiota! Corrie mandó un asesino tras Arote. Si la alcanza antes que yo, ambos estamos perdidos. –Sí, me atreví a llamar idiota al maestro de Torturadores. Supongo que si sigo vivo es porque se dio cuenta cuanto me necesitaba. Lo quisiera o no Mercenario había tomado partido en la guerra entre Corrie y yo, y si perdía pagaría un alto precio.

-Entonces debes partir de inmediato. -¿Había un rastro de miedo en la modulada voz del Torturador? Abrió la puerta y entró el prisionero que me había curado. Cogió de un arcón una botella y se la acercó a su señor. Mercenario me la dio. –Bébetela. Te dará fuerzas y hará que te olvides del dolor al menos un par de horas.

Era el líquido amargo que Corrie me diese hacia unas horas en la celda de 7f4df451. El que se utiliza para reanimar a los prisioneros torturados para que vivan hasta la siguiente sesión. Sin embargo nunca había tomado tal cantidad y me pregunté si no acabaría consumiéndome, pues incluso antes de acabarme la botella, mi corazón latía con tanta fuerza que temí que pudiera explotarme.

Cuando dejé la botella y me pasé la mano por los labios, Mercenario me dio un cuchillo largo y sin mella. Sin embargo tuvo la decencia de callarse lo que esperaba que hiciera con él.

-David, acompaña a Niktgrump a la puerta este… La puerta pequeña. –El prisionero asintió. Cuando salíamos de aquella macabra sala Mercenario nos llamó. Esperaba una palabra de ánimo, pero –El batín, dámelo. Ya puedes imaginarte lo valioso que es, no puedo dejar que lo destroces.

-¿Y mis cosas?

-¿Tus harapos? En la hoguera, créeme, no había nada que se pudiese salvar.

No es que me importase correr desnudo por los pasillos por los que me acompañó David, pero echaba de menos el tacto de la seda.

En uno de ellos, el prisionero cogió una antorcha y tiró de su soporte. Parte de la pared se abrió a un pasadizo. Mercenario realmente debía estar preocupado si había decidido mostrarme sus secretos. O no esperaba que regresase con vida.

Nos arrastramos por el estrecho camino. La pesadez del aire apenas me permitía respirar.

Finalmente salimos por lo que parecía una inamovible pared de montaña. Como no conocía la zona, le pedí a David que me indicase como llegar al pasillo principal. Fue entonces cuando descubrí como se había convertido en el hombre de confianza de Mercenario. Le había arrancado la lengua.

Tuvo que hacerme señas para hacerse entender.

Ahora llegaba la prueba de fuego. Y aunque hacia unos minutos la sola idea de dar un paso me parecía un imposible empecé a correr. Mis piernas parecían agradecer el esfuerzo y parecían fortalecerse a cada momento. Me sentía exultante, invencible, capaz de retar al mismísimo infierno por puro placer.

Pronto estuve en un pasillo que reconocí. Estaba en pleno corazón de la Zona Este, y no me importaba, a pesar de que siempre me había aterrado, como no me importaba mi próxima parada.

Seguí corriendo. El aire mismo estaba cargado de electricidad como si fuese a desatarse una imposible tormenta entre las paredes de La Mazmorra. Los nudillos de mi mano derecha habían emblanquecido por la fuerza con la que apretaba el cuchillo.

La bebida que me dio Mercenario estaba haciéndome efecto. Sentía lava corriendo por mis músculos, impulsándome a correr cada vez más rápido. Mi mente creaba a toda velocidad imágenes de la muerte de Arote: yo cortándole el cuello, yo arrancándole los ojos y bebiéndome su sangre.

Me sequé el sudor que caía en mis ojos y apreté un poco más el paso. Me imaginé dejando tras de mí una estela de fuego.

Pronto llegué a una zona que conocía. Varios prisioneros que deambulaban por el pasillo como muertos en vida me miraron asustados con sus caras tristes y sucias.

Pateé la puerta de una celda hundiendo parte de la madera. El prisionero que trataba de dormir en un catre que no era más que unos tablones de madera dio un grito asustado. Debí parecerle una visión de la misma Muerte.

-¿Dónde tienes la comida? –Levanté el puñal que me había dado Mercenario. Desde que Guardián me había convertido en uno de sus esbirros no había vuelto a robar a otro prisionero. Pero me sentía hambriento. El prisionero negó con la cabeza. Lo agarré del cuello hasta levantarlo de la cama y le puse el cuchillo en la mejilla. -¿Dónde la guardas? –La primera lección que se aprende en La Mazmorra es a guardar parte de la mínima ración que se da, a atesorar cada migaja que cae en nuestro poder.

-No tengo nada, lo juro. –Dijo entre lágrimas. – No me mates. Mi vecino me robó… él tiene –No acabó la frase, lo lancé contra la pared contraria.

Se levantó y saltó gritando hacia mí. Los ojos se le abrieron al notar como mi cuchillo se abría paso entre sus costillas. Suspiró y un hilillo de sangre se escapó de su boca. La segunda lección que se aprende es a defender tus posesiones con la propia vida. Aparté el cuerpo que cayó sobre mí con todo su peso.

Levanté los tablones que hacían de camastro. Había cavado una pequeña alacena en el suelo, demasiado trabajo para un botín tan escaso. Una hogaza de pan enmohecido y un plato con restos de una papilla espesa en los que hundí mis dedos para luego chupetearlos.

Vi que unos cuantos prisioneros se habían reunido en torno a la puerta de la celda. Les gruñí y me dejaron en paz.

(continuará)
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Registrado: Oct 28, 2005
Mensajes: 9839

MensajePublicado: Lun Ene 18, 2010 5:25 am Asunto Responder citando

Joder, joder, ya empiezan a salir todos los famosetes de "La Mazmorra", Mercenario, David, ... ¡Qué escándalo! Laughing Les avisaré para que se pasen a verse plasmados en esta novela y los papeles que desarrollan Mr. Green ¡Ah!, y a Castelvet también, que ha tenido papel estelar Very Happy

Nikt, una pregunta, ¿hiciste aparte un listado de todos los personajes que salen a lo largo de la novela mientras la escribías?
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