Sorpresa, ¿o no? Es lo que todavía un día después del certamen anual de Eurovisión se pregunta mucha gente. Sobre las 11:30 de la noche se proclamaba campeona ayer sábado por primera vez en su historia Finlandia rompiendo todos los pronósticos tras los fiascos que había protagonizado en años anteriores. Como si de la consecución de un título deportivo se tratase, la gente se echaba a las calles del país nórdico para celebrar un hecho inaudito en la historia de Eurovisión. Ni siquiera los conocidos y habituales "politiqueos" arrojaron dudas sobre la victoria finesa ya que, a excepción de dos o tres países, la canción "Hard rock hallelujah" de Lordi obtuvo el voto masivo de toda Europa, sobre todo por parte del público joven gracias al sistema del "televoto".

Antes de llegar a la gran final, este terrorífico grupo integrado por cinco componentes (Lordi, Amen, Ox, Kitam y Awa) tuvo que hacer frente a una serie de fases en su respectivo país, las cuales fueron superando con una asombrosa facilidad ganándose el cariño y el apoyo de toda la gente, no así de los sectores de la Iglesia que desde hace unas semanas ya habían puesto el grito en el cielo sobre lo que para ellos constituía una clara referencia y acercamiento al satanismo y lo relacionado con éste.

Finalmente y tras una clara victoria con un total de 292 puntos (44 más que el segundo clasificado, Rusia), Finlandia no sólo ha conseguido el triunfo en este certamen, sino que también ha logrado introducir con éxito un estilo nunca antes visto en Eurovisión como es el "Hard Rock" y demostrar que, además de la importancia de una buena puesta en escena, buscar lo transgresor y lo "diferente" tiene también su premio frente a lo que otros países piensan, que año tras año siguen ciñéndose a lo que parece ser un patrón no escrito de lo que debe ser una canción en Eurovisión.